Por Joellen Perry
FRANCFORT— El Banco Central Europeo (BCE) señaló que los bancos de la zona euro necesitarán realizar rebajas contables del orden de los US$283.000 millones para fines del próximo año y estima las pérdidas totales del bloque relacionadas con la crisis en US$649.000 millones, muy por debajo de los US$904.000 millones que había pronosticado en abril el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En una sombría edición de su Reseña de Estabilidad Financiera, que se publica dos veces al año, el BCE, que establece las tasas de interés de los 16 países que comparten el euro, advirtió que los riesgos para la estabilidad financiera de la zona euro "se mantienen altos" a pesar de algunas señales de estabilización en la economía y los mercados bursátiles y monetarios.
Entre las preocupaciones del BCE se encuentran caídas más pronunciadas que lo esperado en los precios de las viviendas en Estados Unidos, una mayor reducción de los colchones de capital de los bancos de la zona euro y la posibilidad de que se intensifiquen los trastornos económicos en toda Europa central y del este, donde algunos bancos de la zona euro tienen grandes inversiones.
Otras fuentes de preocupación incluyen índices cada vez más altos de cesación de pagos entre las empresas, el descenso en los precios de las propiedades de algunos países de la zona euro y el potencial de que la recesión en el bloque sea peor de lo previsto. La semana pasada, el banco central pronosticó que la producción de la zona euro se contraerá por lo menos 4,6% este año y alrededor de 0,3% en 2010.
La mayoría de los bancos de la zona euro "parece estar lo suficientemente bien capitalizada para resistir escenarios negativos severos pero posibles", afirmó el vicepresidente del BCE, Lucas Papademos, ante periodistas el lunes. El economista afirmó que la participación de los bancos en los esfuerzos de los gobiernos para apuntalar instituciones financieras con problemas hasta ahora ha sido "satisfactoria".
Papademos, no obstante, afirmó que las pérdidas pendientes, provenientes principalmente de préstamos domésticos incobrables, implican que los bancos deberían recurrir más a los fondos gubernamentales.
"Pensando en el futuro, los bancos deberían ser alentados a sacar ventaja de los compromisos de los gobiernos... y fortalecer sus colchones de capital", indicó Papademos. Eso, insistió, podría ayudar a que los bancos reanuden sus préstamos y refuercen sus balances.
La sombría evaluación sembró dudas acerca de la salud de los bancos europeos y arrastró al euro hasta su mínimo de dos semanas, dejándolo por debajo de US$1,38.
De todos modos, el BCE estima que la crisis no afectará a los bancos de la zona euro tanto como había previsto el FMI.
Desde que el FMI publicó sus pronósticos en abril, muchas autoridades europeas han cuestionado los resultados, afirmando que las cifras no toman en cuenta la forma en que los estándares contables y de apalancamiento en Europa difieren de los de EE.UU. Papademos sostuvo que los datos del BCE reflejan esas diferencias, al igual que la forma en que las tasas de cesación de pagos de préstamos de la zona euro difieren de las de EE.UU.
En abril, el FMI afirmó que los bancos de la zona euro aún tenían US$750.000 millones en rebajas contables pendientes, una cifra que no incluía rebajas contables realizadas desde enero hasta mayo de este año. Tomando en cuenta esa diferencia, el BCE afirmó que la metodología del FMI daría como resultado un pronóstico de US$539.000 millones en rebajas contables por realizarse antes de fines de 2010, aún muy por encima de la estimación del BCE de US$283.000 millones.
Papademos señaló que las estimaciones de potenciales rebajas contables están "sujetas a un margen de error considerable". El FMI no realizó comentarios sobre la diferencia en las estimaciones.
Los cálculos del FMI de rebajas contables marcadamente mayores en todo el mundo sustentaron su opinión, que indicaba que en 2009 la economía global se encaminaba hacia su primera contracción desde la Gran Depresión, y que a continuación se produciría sólo una recuperación débil. También reforzaron el mensaje del FMI, que señaló que los gobiernos de EE.UU. y Europa tenían que actuar de forma audaz para poner en orden los balances de los bancos.
Fuente: WSJ