Por Henry J. Pulizzi
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, nominó a Ben Bernanke para otro período al frente de la Reserva Federal, elogiando su "tranquilidad y sabiduría" ante la crisis económica.
Obama, quien anunció su decisión el martes en Oak Bluffs, Massachusetts, donde está de vacaciones con su familia, prometió mantener un banco central "fuerte e independiente" y advirtió que la economía de Estados Unidos aún "está muy lejos" de tener un sistema financiero saludable y una recuperación plena.
"Necesitamos que Ben continúe con el trabajo que está haciendo y esa es la razón por la que he dicho que no podemos volver a una economía basada en bancos con exceso de apalancamiento, ganancias infladas y tarjetas de créditos en niveles límite", señaló Obama en declaraciones preparadas con antelación.
Bernanke, miembro del partido republicano, fue designado presidente de la Fed por el ex presidente George W. Bush tras presidir el Consejo de Asesores Económicos.
Su nominación formalmente pone fin al juego de adivinar quién sería el titular del banco central a medida que retira las medidas de emergencia para combatir la crisis financiera. Bernanke, que debe ser confirmado por el Senado, también tendrá que determinar cuándo la Fed empezará a subir las tasas de interés desde su actual nivel de casi cero.
El futuro del presidente de la Fed ha sido sujeto de especulación desde la elección de Obama. La especulación aumentó cuando el ex secretario del Tesoro Larry Summers se incorporó al Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, un puesto que algunos creían que lo llevaría hasta el banco central.
En sus declaraciones el martes, Obama elogió el manejo de la crisis financiera por parte de Bernanke.
"Ben abordó un sistema financiero al borde del colapso con calma y sabiduría; con acciones audaces y un pensamiento fuera de lo común que ha ayudado a frenar nuestra caída libre económica", señaló. "Casi ninguna de las decisiones que él o cualquiera de nosotros tomó ha sido fácil".
Bernanke ha sido ampliamente elogiado por economistas y Wall Street esperaba que se mantuviera en el cargo.