La aprobación ayer del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) da el pistoletazo de salida de la reconversión financiera en España, fundamentalmente del mapa de cajas de ahorros.
Aunque oficialmente el plan aprobado por el Gobierno puede prestar ayuda a toda la banca, desde el principio se ha orientado el rescate a las cajas, más afectadas por la recesión económica que vive España. De hecho, la única intervención hasta el momento ha sido sobre Caja Castilla-La Mancha, tras meses de búsqueda de una solución privada que no llegó.
Las cajas presentan una morosidad más alta que la de los bancos (5,05% y 3,85%, respectivamente), impulsada por su alta exposición al sector inmobiliario. Además, cuentan con una red de oficinas sobrecapacitada, que todos los expertos asumen que debe reducirse drásticamente.
No existe un cálculo oficial sobre cuántas de las 45 cajas existentes quedarán después de la reconversión del sector, pero algunos analistas se atreven a aventurar que la mitad. En medio de este proceso, las quinielas de fusión son muchas.
Dos de las comunidades donde se esperan más movimientos son Cataluña y Andalucía, cuyos gobiernos regionales son los que más han presionado al Gobierno para que no se cercenasen competencias a las autonomías sobre su derecho de veto en las fusiones interregionales. Tanto la Generalitat de Cataluña como la Junta de Andalucía quieren mantener a todas las cajas de la región bajo su dominio. También cabe esperar movimientos en Castilla y León.
Cataluña es la autonomía que cuenta con más cajas, un total de diez. Desde hace meses y presionadas por las indicaciones del Banco de España y la consejería de Economía de la Generalitat, las cajas catalanas han iniciado conversaciones informales para posibles fusiones. Por primera vez en los últimos años, el sector reconoce abiertamente los contactos.
Fuentes del sector aseguran que la fusión ideal sería la de las siete cajas comarcales exceptuando CaixaPenedès, a la que se sitúa en una posible operación fuera de la comunidad catalana. Sin embargo, una fusión de estas características implicaría poner de acuerdo a siete consejos de administración con culturas distintas y apego a las sillas.
Fuentes conocedoras de las conversaciones aseguran que decidir qué caja lideraría el proceso, cuál sería la composición del equipo directivo, qué ejecutivos dejarían sus cargos y qué sedes sociales se perderían son los principales escollos a la hora de abordar una integración.
Otra de las fórmulas que se baraja es la fusión de Caixa Catalunya, con Caixa Girona y Caixa Tarragona. Se trata de una posibilidad políticamente más sencilla, ya que las tres son de fundación pública y tienen sus orígenes en las diputaciones.
Sin embargo, expertos del sector aseguran que una fusión de estas características tampoco aportaría valor a Caixa Catalunya. Las fusiones podrían podrían empezar a cocerse antes de final de año.
Las cajas andaluzas
En Andalucía, todo apunta a que el primer paso hacia este nuevo escenario lo darán la malagueña Unicaja y la cordobesa CajaSur. Esta última, vinculada a la Iglesia católica, atraviesa una coyuntura especialmente delicada por la caída de sus beneficios y un fuerte repunte de la morosidad debido, en gran medida, al importante peso del ladrillo en sus cuentas.
Unicaja, por su parte, no sólo es la mayor caja andaluza, sino que es la que más interés tiene desde hace años en impulsar operaciones corporativas. Además, su presidente, Braulio Medel, lograría fortalecer la entidad antes de su jubilación.
Desde hace años, todas las cajas andaluzas –además de Unicaja y CajaSur, están Cajasol, Caja Granada y Caja Jaén– han aparecido en diferentes quinielas de fusiones y absorciones. Sin embargo, ninguna aproximación llegó a buen puerto. Ahora, la situación es diferente.
En primer lugar, porque las reticencias de algunos de sus presidentes están diluyéndose ante las dificultades que atraviesan sus respectivas entidades. En segundo lugar, la llegada de José Antonio Griñán al Ejecutivo autonómico ha servido para flexibilizar las condiciones para abordar un proceso de fusiones.
Frente a su antecesor –Manuel Chaves– que reclamaba una gran caja, el nuevo presidente andaluz se ha mostrado partidario de esta misma solución, pero con un matiz: cada entidad podría conservar su marca y su obra social. De concretarse la unión de Unicaja con CajaSur, la incógnita es saber qué hará el resto de entidades, especialmente Cajasol, el segundo grupo regional por tamaño.
También se esperan movimientos en Castilla y León, donde la principal operación pasa por la integración ya oficializada de Caja Duero y Caja España, que ahora deberán decidir si recurren al Frob. Falta por ver si el nuevo fondo propulsa también otras operaciones entre el resto de cajas de esta región –Caja Burgos, Caja Segovia, Caja Ávila y Caja Círculo–. Fuentes de esta comunidad no ven movimientos a corto plazo.
Fuente: Expansión