Por Joellen Perry
FRANCFORT—Los bancos centrales europeos mantuvieron sus tasas de interés de referencia en sus mínimos históricos el jueves, en medio de un tibio optimismo de que lo peor de la recesión ha pasado, y se concentraron en programas para comprar bonos y, de este modo, ayudar a los mercados de crédito.
El Banco Central Europeo (BCE), que fija las tasas de interés para los 16 países que conforman la zona euro, dejó su tasa de interés en 1% y anunció que lanzará en julio un programa de 60.000 millones de euros (US$85.000 millones) para comprar bonos de bajo riesgo. El presidente de la entidad, Jean-Claude Trichet, en una conferencia de prensa después de la decisión del BCE, proyectó que el ritmo de la caída de la economía de la zona euro se moderará este año. "Después de una fase de estabilización, se prevén tasas de crecimiento trimestral positivas para mediados de 2010", señaló.
Trichet indicó que las autoridades no han descartado nuevos recortes de tasas o una expansión del programa de compra de activos. Insinuó, sin embargo, que probablemente aguardarán un tiempo para evaluar el impacto de las medidas que han tomado hasta la fecha. Trichet describió el nivel actual de 1% como "apropiado". La mayoría de los analistas prevén que la tasa siga en 1% hasta fin de año.
Los principales bancos centrales del mundo han reducido sus tasas de interés a casi cero y ahora se concentran en otras formas de apuntalar sus atribuladas economías. El Banco de Inglaterra también mantuvo su tasa de referencia en 0,5% el jueves, el nivel más bajo en sus 315 años de historia, en medio de continuos indicios de que la desaceleración económica del Reino Unido se está estabilizando. Las autoridades británicas tampoco modificaron el tamaño de su programa de compra de activos de 125.000 millones de libras esterlinas (US$202.000 millones). Los analistas, no obstante, prevén que el programa recibirá otra inyección en los próximos meses a medida que las presiones inflacionarias disminuyan.
El banco central de Canadá, por su parte, dejó su tasa de interés de referencia en su mínimo histórico de 0,25% y reiteró su compromiso de mantenerla en ese nivel hasta mediados del próximo año siempre y cuando la inflación esté bajo control.
Otros bancos centrales que aún cuentan con un amplio margen para reducir sus tasas de interés lo hicieron. El banco central de Rusia recortó su tasa de referencia por tercera vez en seis semanas, bajándola medio punto porcentual a 11,5%. Asimismo, el banco central de Islandia redujo su tasa en un punto porcentual, por cuarta vez en la misma cantidad de meses, a 12% pese a una reciente advertencia del Fondo Monetario Internacional de que tasas más bajas podrían debilitar su divisa y provocar inflación en el país, cuyo sistema bancario colapsó el año pasado.
Un día después de criticar a los bancos centrales, la canciller alemana, Angela Merkel, llamó por teléfono a Trichet el miércoles, según una fuente al tanto de la conversación. Merkel "me confirmó que respetaba por completo la independencia del BCE y respaldaba todo lo que estábamos haciendo", afirmó Trichet el la conferencia de prensa. El martes, Merkel dirigió sus críticas más severas hacia la Reserva Federal de EE.UU. y el Banco de Inglaterra, que han tomado una postura agresiva en la reducción de las tasas de interés y la compra de activos, pero también reprobó la incursión del BCE en la compra de bonos, sugiriendo que la entidad "cedió de alguna manera ante la presión internacional".
Trichet, como se preveía, presentó detalles del plan de la entidad para comprar 60.000 millones en bonos garantizados. Estos valores con alta calificación permanecen en los balances de los emisores; si la entidad emisora colapsa, el tenedor del bono recibe los activos subyacentes. En las últimas semanas, las autoridades del BCE han debatido sobre el tamaño y el alcance del programa, pero el jueves acordaron comprar bonos respaldados por activos tanto del sector público como del privado, una medida que, según los analistas, podría aliviar las condiciones de financiamiento tanto para los gobiernos como para las empresas.
—Marcus Walker, en Berlín, contribuyó a este artículo.