Las cajas de ahorros están buscando fórmulas que les ayuden a paliar los efectos de la recesión y que haga que la inevitable reconversión del sector financiero sea más llevadera. Uno de los elementos que juegan un papel fundamental en todo este puzle es la contabilidad financiera.
El presidente de la patronal de las cajas (Ceca), Juan Ramón Quintás, ha incluido entre las medidas necesarias para que no se produzca un ajuste brusco en el sector una revisión de la normativa que regula las provisiones bancarias, fundamentalmente en los créditos hipotecarios.
En esta materia, España cuenta con la regulación más conservadora de Europa y han hecho del supervisor bancario español un ejemplo de prudencia en todo el mundo. Las entidades fueron acumulando un colchón de dotaciones (el denominado fondo dinámico o genérico) a medida que iba creciendo el crédito, que aún está sirviendo de primer parachoques ante el aumento de la morosidad.
De forma paralela, con el alza de la morosidad, la banca ha tenido que dotar sus créditos dudosos (las dotaciones específicas). En total, el sector acumula más de 48.000 millones de euros en provisiones totales, un 40% más que al inicio de la crisis y más de un 32% desde el inicio del año. Ceca ha pedido al Banco de España que revise su postura sobre estas materia, una petición que no ha hecho suya la patronal de los bancos.
Posibilidades
Esta revisión podría pasar simplemente por una interpretación distinta a la circular contable que regula estas provisiones, sin necesidad de tener que aprobar una nueva norma, de forma que el Banco de España no tuviese que oficializar los cambios.
Ahora, todos los créditos concedidos por más de un 80% del valor de la vivienda adquirida entran dentro del denominado calendario corto de provisiones. Así, si el préstamo resulta impagado, la entidad tendrá que provisionar en el plazo de dos años el 100% del crédito. Si es inferior al 80% del valor del activo, este calendario se amplía hasta los seis años.
Desde Ceca se argumenta que no parece lógico que se tenga que provisionar la totalidad de un crédito que cuenta con un activo subyacente –como una vivienda– que nunca llegará a valer cero y del que se podrá recuperar, al menos, una parte o incluso la totalidad. Una de las opciones que apuntan los expertos para este problema sería incluir la parte del crédito que cubre hasta el 80% del crédito dentro del calendario largo de provisiones (seis años para dotar el 100%) y la parte que supere este porcentaje dentro del calendario corto (dos años para dotar la totalidad).
Otra posibilidad, más compleja técnicamente, sería crear un sistema alternativo de provisiones para los créditos con garantía real, como proponen desde el sector financiero. Esta reinterpretación sería un importante alivio en recursos propios para las entidades: las dotaciones se computan contra las cuenta de resultados, excepto aquellos que salen de las provisiones genéricas. “No se trata de liberar recursos para que las entidades cuenten con más beneficios, sino que se trata de evitar que algunas entren en pérdidas”, subrayan desde una entidad.
El subgobernador del Banco de España, Francisco Javier Aríztegui, ha apuntado respecto a los posibles cambios en el sistema que el ajuste será “conservador y prudente”. En el sector, las opiniones son para todos los gustos. Los hay pesimistas que creen que el supervisor no dará su brazo a torcer, pero hay otros que no las tienen todas consigo.
Fuente: Expansión