Por Deborah Solomon
El Gobierno de Barack Obama está abandonando su plan de imponer límites a la remuneración de ejecutivos a empresas que están recibiendo rescates financieros del Estado, optando por dejar que el Congreso imponga límites a las bonificaciones, según personas al tanto de la situación.
La decisión probablemente pondrá un fin a meses de confusión en Wall Street sobre reglas separadas asociadas a la remuneración por parte de la Casa Blanca y del Congreso.
Se espera que el Gobierno haga un anuncio sobre el tema el miércoles.
Además de apoyar las restricciones aprobadas por el Congreso en febrero, el Gobierno tiene planes de presionar por amplios cambios en las prácticas de remuneración en toda la industria de servicios financieros, dicen las fuentes.
La Casa Blanca también ha nombrado un "zar de la remuneración" que monitoreará las firmas que están recibiendo la mayor parte de la ayuda financiera gubernamental. Se espera que el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, presione todas las empresas -no sólo las que están recibiendo fondos del Programa de Alivio para Activos en Problemas, o TARP, por sus siglas en inglés- a relacionar de manera más cercana los incentivos salariales con el desempeño de largo plazo, al hacer pagos a empleados en la forma de acciones restringidas en vez de efectivo.
El aguardado anuncio se hará un día después que el Departamento del Tesoro autorizara a las 10 mayores instituciones financieras de Estados Unidos a reintegrar US$68.000 millones en préstamos otorgados por el Gobierno, una medida que permitirá que gigantes bancarios como J.P. Morgan Chase & Co., Goldman Sachs Group Inc., Morgan Stanley y otras empresas escapen de las severas restricciones estatales.
Las reglas de remuneración fueron un motivo clave para la decisión de los bancos de reintegrar los fondos del TARP. Las partes de mayor restricción las reglas aprobadas por el Congreso tenían como blanco los más altos ejecutivos con los mayores salarios en las firmas que están recibiendo más de US$500 millones en fondos gubernamentales, limitando las bonificaciones a no más que un tercio del total de la remuneración anual.
La iniciativa de reestructurar las prácticas de remuneración en todas las firmas financieras sugiere que el Gobierno no ha abandonado su objetivo de fomentar cambios de amplio alcance en la forma como los bancos recompensan a sus empleados. Pero este elemento del plan de la reforma probablemente se hará en forma de recomendaciones, lo que puede suscitar dudas sobre su eficacia.
La decisión del Tesoro de abandonar los límites a la remuneración pone un fin a un debate dentro del Gobierno sobre cómo asociar las restricciones de compensación de empleados exigidas por el Congreso con las directrices de remuneración que el presidente Barack Obama presentó a principios de este año.
En un muy publicitado anuncio en febrero, el Gobierno dijo que planeaba limitar los salarios a no más que US$500.000 para los altos ejecutivos de firmas que han recibido "asistencia excepcional".
Sin embargo, altos funcionarios del gobierno concluyeron que la restricción a la remuneración podría potencialmente poner a algunas firmas en desventaja competitiva porque llevaría empleados talentosos a buscar trabajo en firmas extranjeras o de capital privado y en fondos de cobertura. Eso, a su vez, perjudicaría las firmas rescatadas y las inversiones del gobierno en ellas.
Fuente: WSJ