Los bancos europeos están intensificando sus presiones para intentar retrasar la introducción de la nueva normativa sobre requisitos de capital, lanzando además advertencias de que una reforma precipitada podría afectar negativamente a los préstamos.
La Directiva 3 de Requisitos de Capital de la Unión Europea (CRD3, en sus siglas en inglés), que se debatirá esta semana en la reunión de los ministros de Finanzas europeos, obligará a los bancos a aumentar sus reservas de capital para hacer frente a actividades comerciales que entrañen riesgos; está previsto que entre en vigor a finales de 2010.
Los bancos aseguran que, para cumplir con los nuevos requisitos, las ampliaciones de capital en Europa podrían superar los 200.000 millones de euros en un año. Con la entrada en vigor de la CRD3 se introducirían en Europa los principios decididos el mes pasado por el Comité de Basilea sobre supervisión bancaria, que establece la normativa global bancaria.
El Comité de Basilea aseguró que, de media, los bancos tendrían, como mínimo, que triplicar las reservas de capital para cubrir posibles pérdidas. Ese equivaldría a un incremento medio del 11,5% de los niveles de capital, lo que equivale a 216.000 millones de euros para los bancos de la eurozona. En opinión de un banquero británico “nadie ha realizado un estudio adecuado sobre las consecuencias de esta normativa.
Todavía no hemos salido de la recesión en Reino Unido. En lugar de intentar que entre en vigor en el plazo de un año, la directiva debería aplazarse hasta que hayamos registrado tres o cuatro trimestres de crecimiento del PIB.
Aunque para los defensores de las reformas, esos argumentos responden a intereses del sector bancario, es probable que las autoridades decidan mostrar cierta flexibilidad, dada la sensibilidad política que ahora mismo existe sobre la disponibilidad del crédito.
Algunos analistas creen que la evaluación de Basilea sobre las consecuencias de la nueva normativa es exagerada.
En un reciente estudio, JP Morgan pronosticó que los bancos sólo tendrían que aportar una media de entre el 3% y el 4% de capital extraordinario y que es probable que los bancos puedan compensar los mayores requisitos de capital mediante la acumulación de beneficios, evitando la necesidad de recurrir a ampliaciones de capital.
Las ampliaciones de capital realizadas por los bancos de toda Europa en las últimas semanas provienen sobre todo de entidades que han recibido ayuda del Gobierno y ahora intentan devolverla.
Al parecer, los reguladores europeos no tienen intención de desviarse del objetivo original de imponer nuevas normas de capital a las aseguradoras, que obtuvieron la aprobación legislativa a principios de año.
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