Según se comentaba ayer entre los círculos diplomáticos de la UE, Alemania presentará su candidatura a la presidencia del Banco Central Europeo a cambio de renunciar a su interés en los nuevos cargos de Presidente y responsable de Política Exterior de la UE.
Mientras tanto, las autoridades europeas no descartan que la cena con motivo de la cumbre de líderes de la UE que se celebra hoy, en la que se podrían dar a conocer los dos nuevos nombramientos, se prolongue hasta bien entrada la madrugada por falta de un acuerdo entre los veintisiete.
Se han barajado una veintena de nombres para los dos puestos, aunque el primer ministro belga Herman Van Rompuy, se ha convertido en el candidato de consenso para asumir la presidencia. En cambio, para el primer puesto de la diplomacia europea no hay ningún claro favorito.
Aunque Alemania, el estado más grande de la UE, no ha presentado ningún candidato, el lunes llamaron la atención las declaraciones de Werner Hoyer, secretario de Estado de Asuntos Europeos en Alemania, que estableció un vínculo entre los dos puestos y la presidencia del BCE. “Cuando todo esto se haya resuelto, habrá otros puestos por cubrir y Alemania debería estar en el lugar que le corresponde”, aseguró.
La presidencia del BCE quedará vacante en noviembre de 2011, cuando el francés Jean-Claude Trichet se retire después de ocho años en el cargo. Alemania nunca ha ocupado el puesto, a pesar de su importancia en la elaboración de las políticas de la eurozona. Un alto cargo público alemán puntualizaba ayer que Hoyer no había mencionado de forma explícita al BCE. “Lo que dijo es que el Tratado de Lisboa había creado nuevos cargos que todavía no se han cubierto, no sólo el de presidente y alto representante de la UE, y que estos dos tenían que cubrirse”, declaró.
En opinión de los analistas del sector privado, no parece probable que vaya a haber un elemento de compensación entre los tres puestos, aunque la canciller alemana, Angela Merkel, parece interesada en que sea el presidente del Bundesbank, Axel Weber, el que ocupe la presidencia del BCE. Es probable que Weber se enfrente a la candidatura de Mario Draghi, gobernador del Banco de Italia y presidente del Comité de Estabilidad Financiera.
Otro posible obstáculo está en Francia, que está convencida de que Alemania ya obtuvo una importante compensación cuando los gobiernos de la UE acordaron en los años noventa establecer la sede central del BCE en Frankfurt. El debate sobre los nombramientos se centra en parte en alcanzar un equilibrio entre los países de todos los rincones de Europa y en nombrar a un candidato de centro derecha para Asuntos Exteriores si el Presidente elegido resulta ser de centro izquierda.
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