2009/02/04

Geithner recuerda las lecciones de la crisis en Japón para encarar la de EE.UU.

Por Michael M. Phillips

WASHINGTON—Si hay algo que el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, aprendió de observar cómo Japón se hundía en un remolino económico que se prolongó por una década, es esto: mejor no titubear.

Geithner tiene muy presente los errores de Tokio ahora que él y el resto del equipo económico del presidente Barack Obama encaran la profunda recesión estadounidense y la persistente restricción del crédito. Recordando cómo las autoridades japonesas prolongaron la crisis con sus titubeos acerca del gasto público, las tasas de interés y los rescates bancarios, Geithner lidera los esfuerzos por diseñar una respuesta a gran escala que responda a la crisis estadounidense, incluyendo un paquete de estímulo de casi US$890.000 millones, más ayuda para propietarios de vivienda e intentos renovados para ayudar a las instituciones financieras a deshacerse de sus malas inversiones.

La crisis de EE.UU. "es hoy mucho peor porque las autoridades, en conjunto, reaccionaron un poco tarde tanto en el frente fiscal como en el financiero", dijo Geithner en una entrevista reciente.

Él recuerda debates del año pasado sobre si la inflación o la crisis crediticia eran riesgos mayores, si los reguladores deberían "tratar de darle una lección a la gente o salvar el país... que empeoraron el temor y el pánico más de lo que debió ser".

Con su nuevo plan, el gobierno "hará lo más que pueda" para aplicarse la lección japonesa, dijo Geithner. De todos modos, acotó, el dolor es inevitable.

Se espera que a principios de la semana entrante Geithner presente el plan general del gobierno para lidiar con la crisis, el cual probablemente contendrá desde un rescate bancario renovado y un plan de prevención de ejecuciones hipotecarias a una reestructuración del sistema de regulación financiera. Junto con el paquete de estímulo que se define en el Congreso, el gobierno de Obama está listo para comprometer billones de dólares de los contribuyentes a la reactivación de la economía.

Geithner era un burócrata de menor rango del Tesoro el 29 de diciembre de 1989, cuando el promedio japonés Nikkei, propulsado por el aumento exponencial en los precios de los inmuebles, alcanzó su máximo histórico de 38.915,87 e inició un descenso del que todavía no se ha recuperado (el martes cerró en 7,825.51). Pocos meses después, Geithner llegó a Tokio y tomó un cargo como asistente para asuntos financieros en la embajada de EE.UU.

No fue inmediatamente evidente que la economía de Japón, la cual había inspirado temor y sobrecogimiento en EE.UU. durante los años 80, estaba iniciando un largo descenso.

Durante los dos años de Geithner en Tokio, y después de que regresó a varios altos cargos en Washington, él y otros funcionarios del Tesoro se convencieron de que Japón sufría una troika de problemas económicos que sus líderes no querían encarar. La economía del país estaba estancada. Sus bancos y firmas de valores estaban saturados de préstamos en mora. Y el yen era tan fuerte que estaba diluyendo la estrategia de crecimiento del país, la cual se centraba en la exportación.

Las autoridades japonesas temían que una reducción en las tasas de interés alimentaría la inflación. Temiendo déficit, adelantaron grandes paquetes de gastos con alzas de impuestos, encareciendo cualquier estímulo resultante.

"La política monetaria tardó en responder", dijo Geithner. "La política fiscal era muy tentativa y zigzagueó mucho".

Del mismo modo, las autoridades japonesas titubeaban para reconocer lo obvio, que los bancos japoneses eran un castillo de naipes, y tomar medidas impopulares para colocar a las instituciones en un terreno más firme. No fue hasta relativamente tarde en la década, cuando los bancos empezaron a quebrar, que las autoridades japonesas inyectaron capital público en el sistema y establecieron una corporación estatal para deshacerse de los préstamos tóxicos.

Como en Japón, la crisis en EE.UU. fue desatada por el colapso de los precios de los bienes raíces. A pesar de los cientos de miles de millones en inyecciones de liquidez por parte de la Reserva Federal y un rescate federal de US$700.000 millones, muchas instituciones financieras aún son reacias a prestar, privando a empresas y personas de crédito y dejando a la economía en una profunda recesión.

"Existe una gran tentación por ver la luz al final de túnel antes de que realmente esté ahí", dice Geithner. "Y por ende de volver a la austeridad antes de que la recuperación haya echado raíz".

Fuente: WSJ